Categorías
autoconocimiento Autocontrol Desarrollo Personal Disciplina Ejercicios motivación

Tú te cansas, tu fuerza de voluntad también.

Esta mañana cuando ha sonado el despertador has pensado “diez minutitos más”, pero a la segunda alarma te has levantado sin concederte “otros cinco minutitos” para no ir con prisas.

Te has preparado el desayuno y en lugar de unas galletas de chocolate crujientes y dulces has optado por unas tostadas porque realmente estás decidida a cuidarte un poquito más este año.

En el trabajo un compañero se ha desentendido de una tarea que le correspondía y se la ha encasquetado a otro, pero has preferido no iniciar una discusión para no empeorar el ambiente.

Al volver a casa a última hora has pasado por un escaparate donde has visto un abrigo increíble, con una buena rebaja y aunque estás intentando ahorrar para las vacaciones de verano, no has resistido la tentación y te lo has comprado.

¿Qué ha pasado a lo largo del día sin que te hayas dado cuenta?

Tu fuerza de voluntad se ha ido agotando.

Desde que sonó el despertador, hasta que saliste del trabajo no has dejado de hacer pequeños actos de autocontrol porque tenías presente que resistir la tentación te haría obtener una satisfacción mejor, aunque más tarde. No ir con prisas, llevar una dieta más saludable, tener un buen ambiente de trabajo.

Sin embargo, al pasar por la tienda, no pudiste resistir esa tentación a pesar de intentarlo. Porque tu autocontrol, que es como un músculo, estaba cansado después de haber estado ejercitándose todo el día.

La fuerza de voluntad es como un músculo ¿Suena absurdo?

Pues hay bastantes investigaciones que lo demuestran.

Ahora bien, si el autocontrol es como un músculo y por eso se agota con el ejercicio continuado, ¿no es precisamente ejercitarlo la manera de fortalecerlo?

Exacto. Para tener una voluntad más fuerte necesitamos ejercitarla, pero sin cansarla demasiado.

¿Cómo?

  • Siempre que sea posible, evita la tentación. Ya sabemos que “ojos que no ven…”
  • Si es imposible evitarla, ten un plan para enfrentarte a ella. Una estrategia del tipo “Si ocurre X, haré Y”. Por ejemplo, Jaime está tratando de dejar de beber alcohol y lo han invitado a una fiesta este sábado. El plan de Jaime para resistir la tentación podría ser “Si alguien me ofrece una copa, pediré una coca-cola sin cafeína”.
  • No satures a tu músculo de autocontrol con demasiado trabajo a la vez. Si te propones dejar de fumar, comer más verduras, ahorrar más dinero y pasar menos tiempo viendo Netflix, al mismo tiempo, lo más probable es que tu fuerza de voluntad se agote antes de lograr la primera de ellas. Éste es uno de los principales motivos por los que no funcionan los propósitos de año nuevo. Es mejor ir de uno en uno.
  • Si la meta es importante para ti, es más fácil que sacrifiques algo con el fin de alcanzarla. Si no encuentras ningún motivo personalmente relevante para comer más sano o pasar menos tiempo en internet (o lo que sea que te propongas) te resultará extremadamente difícil sacrificar una satisfacción inmediata para alcanzar esa meta. El esfuerzo lo haces por tu propia satisfacción, no por la de otros.
  • Curiosamente, en experimentos de laboratorio, han hallado que un bajo nivel de glucosa en sangre está relacionado con menos autocontrol. ¿Por qué? Cuando ejercemos nuestra fuerza de voluntad en todas esas pequeñas tareas de las que hablábamos antes, nuestro cerebro, concretamente la parte frontal, trabaja intensamente para que podamos controlarnos. Ese esfuerzo lo puede realizar gracias a la glucosa –el combustible del cerebro-, por lo que después de muchas tareas, las reservas de glucosa disminuyen, nuestra fuerza de voluntad se agota y nos comemos el pastelito y nos ponemos otro capítulo de esa serie. Así que comer pequeñas porciones cada tres horas nos ayudará a mantener un nivel más o menos estable de glucosa en sangre y por lo tanto, a tener más disciplina. Eso sí, nada de azúcares refinados, porque éstos provocan fuertes subidas y fuertes bajadas de glucosa, así que volveríamos a estar igual de mal que al principio.

Y tú, ¿qué estrategias usas para resistir a la tentación? ¡Cuéntanoslo! Quizá a otras personas pueda funcionarles lo mismo que a ti.

¿No te interesa realmente fortalecer tu disciplina? También tengo un consejo para ti. Únete a la filosofía de Oscar Wilde “La mejor manera de librarte de la tentación es caer en ella”.

Bibliografía:

Baumeister, R., et al. (2006). Self-regulation and personality: How interventions increased regulatory success, and how depletion moderates the effects of traits on behavior. Journal of Personality, 74(6), 1773–1801.

Baumeister, R., & Vohs, K. (2007). Selfregulation, ego depletion, and motivation. Social and Personality Psychology Compass, 1(1), 1–14.

Muraven, M. (in press). Ego-depletion: Theory and evidence. In R. M. Ryan (Ed.), Oxford Handbook of Motivation. Oxford: Oxford University Press.

Gailliot, M., et al. (2007). Self-control relies on glucose as a limited energy source: Willpower is more than a metaphor. Journal of Personality and Social Psychology, 92(2), 325–336.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *