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La importancia del refuerzo positivo

o por qué necesitas tener formas variadas de hacerte sentir bien

Cuando era niña me gustaban las galletitas saladas.

No me gustaban, me encantaban. Las redondas y las de forma de pececillo. Crujientes, se deshacían en una fina arena después de un par de mordiscos y de pronto te topabas con un granito de sal que te daba el subidón salado que ibas buscando en ellas.

No era algo que mis padres tuviesen en casa habitualmente pero sí era uno de esos snacks que compraban para poner en mis fiestas de cumpleaños, juntos con las patatas fritas y los mini sándwiches. Tanto me enloquecían esas galletitas que en uno de esos cumpleaños requisé todos los platos que las contenían –las redondas y las de pececillos- y me los comí. Me comí todas las existencias de galletitas saladas que mis padres habían comprado. Disfruté y saboreé mi incautación. Me puse enferma al final de la tarde. No es necesario que sea más gráfica, ya imaginas qué ocurrió en mi estómago tras semejante invasión de galletas.

No he vuelto a comerlas desde entonces. Las he tenido delante pero no han vuelto a apetecerme. Las galletitas saladas han perdido el atractivo para mí.

Dejando a un lado las indigestiones anecdóticas, lo cierto es que las cosas que más nos gustan pueden perder su efecto satisfactorio si sólo nos dedicamos a ellas.

Por mucho que te guste un escritor, si sólo lees novelas suyas, acabarás aburriéndote de él. Si haces la misma rutina de ejercicio cada día durante meses, perderás la motivación que te llevó a empezar a entrenar.

Nuestro cerebro se acostumbra a eso que disfrutamos tanto si sólo disfrutamos de una manera.

Necesitamos una variedad de actividades o estímulos que nos resulten agradables, que nos satisfagan, nos diviertan, nos entretengan o nos reconforten.

Y no sólo para evitar que nuestro cerebro se habitúe a lo de siempre, si no porque cuando las circunstancias te impiden hacer “lo de siempre” ¿cómo vas a obtener ese momento de felicidad, ese puntito de sal en la galletita?

Imagina que tu gran afición, tu única afición es jugar al tenis. Sólo disfrutas corriendo por la pista raqueta en mano. ¿Qué harás si una lesión te impide correr durante cuatro meses?

Te propongo que hagas una lista con todas las actividades que te hagan sentir bien. Todos los pasatiempos o tareas que te aporten energía y te pongan de buen humor. ¿Son variadas? ¿Hay algunas de exterior y otras que se puedan realizar en casa? ¿Hay cosas que puedas hacer con otros o sin compañía?

No dejes de ampliar tu lista. No dejes de buscar y probar nuevas formas de sentirte bien.

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