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La teoría del espejo.

 

¿Son los demás un espejo en el que nos reflejamos?

Existe una teoría llamada “la teoría del espejo”, según la cual las otras personas nos sirven como reflejos.  Esta idea se remonta a las teorías de Jacques Lacan, allá por el 1935, acerca de la formación del yo en los niños de seis a dieciocho meses. En ellas aseguraba que la realidad de los otros no existe, sino que las relaciones interpersonales son relaciones con uno mismo. Pero simplifiquemos un poco este concepto.

Lo que esta teoría sostiene es que la forma en la que vemos a los demás es también la forma en la que nos observamos.

Esto significa que las características que nos atraen de las personas que conocemos son aquellas cualidades que nos gustan de nosotros mismos, y del mismo modo, aquello que despreciamos en los demás es lo que rechazamos de nuestro modo de ser.

Por ejemplo, si una de las primeras cosas que te atraen de alguien es su gran sentido del humor, es más que probable que tú seas una persona divertida, o al menos, que a ti te parezca divertido tu humor –no podemos hacerle gracia a todo el mundo, y eso no es malo-.

Por otra parte, si criticas a ciertas personas por considerarlas egoístas, puede que en algunos momentos te hayas comportado de ese modo y te lo hayas reprochado después.

El problema es que a veces  no somos plenamente conscientes de unos u otros atributos. No prestamos suficiente atención a lo bueno que hay en nosotros o no le damos el valor real que tiene. O ignoramos nuestros defectos, miramos hacia otro lado, para evitar la responsabilidad de corregirlos y ahorrarnos el esfuerzo que eso supondría.

Te invito a que hagas este pequeño ejercicio de auto-observación.

  • Haz una lista con tres personas que no te agraden especialmente. ¿Por qué no te caen bien? ¿Qué hace que no te apetezca compartir un rato con ellas?
  • Y ahora piensa en ti. ¿Compartes alguna de esas características con estas personas? ¿Por qué piensas que esos son rasgos negativos?
  • Y lo más importante. ¿Puedes hacer algo por cambiar esa particularidad? ¿Cómo podrías mejorarla? ¿Estás dispuesto a hacerlo?

Dejemos lo mejor para el final.

  • Piensa ahora en tres personas a las que tengas un especial cariño o admiración. ¿Qué cualidades admiras de ellas? ¿Qué hace que quieras estar cerca de ellas o compartir largas conversaciones?
  • Y ahora, piensa en ti. ¿Crees que tú también posees esas cualidades en mayor o menor medida? ¿Podrías desarrollar un poco más esas características positivas que hay en ti? ¿Qué aporta eso a tu vida?

Ahora sólo te queda interiorizar realmente esas cualidades y vivirlas. Como dice aquella vieja expresión, ¡haz de ellas tu bandera!

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