A nadie –con un sentido del humor sano- se le ocurre burlarse de una persona con cáncer, usar una enfermedad degenerativa a modo de insulto, o menospreciar a alguien que necesita un trasplante de corazón.
Sin embargo casi a diario, si prestamos atención, podemos escuchar a alguien comentar cosas como:
“pero si está anoréxica”, al ver a una chica muy delgada;
“ése es bipolar”, refiriéndose a alguien que tiene comportamientos contradictorios;
“está en plan autista”, señalando a alguien poco hablador y poco sociable.